La tradición de las 12 uvas en Nochebuena para recibir el Año Nuevo, es relativamente reciente. Tenemos que remontarnos al siglo XIX. En el año 1897, la prensa de la época ya mencionaba la tradición de las 12 uvas y comentaba «Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante».
¡Ni un duro por salir de fiesta!
Todo comienza con la protesta por el bando municipal promulgado en 1882 por el alcalde José Abascal. Este bando, pretendía evitar las algarabías y disturbios que ocasionaban los madrileños durante la noche de Reyes, una noche en la que se bebía y se armaba jaleo hasta altas horas de la madrugada. Esta costumbre no tenía nada que ver con la cabalgata de los Reyes. Para ello, se impuso la tasa de un duro a todos aquellos que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos.
Fue entonces cuando un grupo de madrileños enfadados por esta medida, decidieron salir el 31 de diciembre a la Puerta del sol, para celebrar con aire de mofa, una tradición de la alta sociedad que consistía en tomar uvas con champán como postre, en esta noche tan especial. La intención era tener una noche de fiesta sin pagar ninguna tasa y burlarse de la aristocracia.

Uvas y champán, a la francesa…
La aristocracia madrileña había tomado como tradición, una costumbre que venía de la Francia dieciochesca, donde en los salones ilustrados, la alto sociedad se reunía para tratar temas literarios, artísticos y políticos, mientras acompañaban estas amenas veladas con champán y uvas. Las adineradas familias españolas, comenzaron a organizar encuentros privados con este carácter con motivo del fin de año. Pero en el caso madrileño, en la mesa se colocan doce uvas delante de cada comensal que simbolizan los doce meses del año y que debían comerse con cada una de las campanadas del reloj.
Así, los madrileños comenzaron a acudir a la Puerta del Sol, donde estaba el reloj más famoso de Madrid, realizado por el joyero Losada en Londres y entregado como regalo a la reina Isabel II. Al ritmo de las campanadas del reloj comían las uvas de Año Nuevo. Celebrando de esta manera una nueva fiesta y disfrutando de una noche de jolgorio sin pagar un duro.
La tradición de las 12 uvas de la suerte.
La celebración se hizo tan popular que en el 1897 los comerciantes de la época vendían en estas fechas las llamadas “uvas bienhechoras” o “uvas milagrosas”. Y es en 1909, donde entran en escena los viticultores de la comarca alicantina del Bajo Vinalopó en Elche. En este año hubo una muy buena cosecha que provocó un excedente de producción. Aprovechando la nueva tradición de tomar las uvas en Nochevieja lograron vender toda la mercancía y así extender la tradición de las 12 uvas al resto de España. Incluso exportándose a los jóvenes países americanos de tradición hispánica.

En televisión.
En el año 1962 Radio Televisión Española decidió retransmitir en directo este evento desde la Puerta del Sol. De esta manera pasó a estar presente en cada una de los hogares españoles, y desde entonces no hay familia española que en Nochevieja no espere delante del televisor con las doce uvas preparadas para ver como cae la bola de latón que da paso a los cuartos, y estos a su vez dando paso a las famosas doce campanadas. Famosos como Ana Obregón, Ramón García, Anne Igartiburu, Cristina Pedroche, Chicote, Carmen Sevilla… han sido algunos de los maestros de ceremonia a lo largo de los años desde que se comenzaron a retransmitir por televisión las camapanadas desde la Puerta del Sol.
Una de las curiosidades del reloj de la Puerta del Sol es que la bola de latón se monta cada Nochevieja y tras esta, se vuelve a desmontar.

De las doce campanadas que marcan el fin de año y el inicio del nuevo, tan sólo la primera suena dentro del año que se va y las once restante según el mecanismo del reloj ya suenan en el Año Nuevo.
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